jueves, 8 de noviembre de 2018

Amèlia en pocos días cumple dos meses. Y ya esta comvieritendose en una personita que percibe el mundo, va quedando atras ese bichito movedizo atrapado en su huevo. Mira mis ojos y sonríe, nos sonríe. Nos hace caruchas y se nos estruja de amor el corazón.

Los primeros días pensamos que era la clase de bebé que se queda tumbadito mirando o durmiendo, pero comprrobamos hace rato que no, que sale del mismo prototipo que Dídac. Bebés que saben reclamar con energía si uno tiene el mal tino de dejarlos más de dos minutos en posición horizontal en una superficie que no se la barriga de mamá. Otras posturas se aceptan siempre que sea en brazos con calor humano, auqnue preferentemente dormida, porque si esta despierta mejor los de mamá o alguien con mucha pericia en el bamboleo de bebes. Jordi está ganando terreno, pero no la engañamos muchas veces.  Mami, mamita. Estoy recordando lo aprendido y retomando el porteo, haciendo todo con mi chiquita a cuestas. Ahora también aprendiendo asi a jugar con Didac. Pero no me hago ilusiones de acomodarme tanto, de volverme las cosas tan normalizadas, cada dia que pasa esta peque esta mas grande y en cuanto me quiera dar cuenta va a estar corriendo por el patio. Intento disfrutar de las incomodidades, de los cambios, porque se que pronto estarán no más en mi recuerdo. Eso si, dulce, tan dulce.

No hay comentarios:

Publicar un comentario