sábado, 14 de agosto de 2021

Cuantas pequeñas cosas y trascendentales a la vez acompañan momentos como el de hacer pis por turnos o pasar un hilo dental a un nene de 5 años y su hermanita. Ayer Dídac vio un tampón y preguntó que era. Le recordé lo que ya le había contado meses atrás del tema de la menstruación, y quizo saber más. ¿Porqué a los chicos no les sale sangre por el pito? Le conté con más detalle sobre el útero, el nido de los bebés que crece en la barriga de las mujeres que van a ser madres. Le conté como el útero, cuando crece la luna, crece también y se llena de sangre que lo transforma en un nido gordito preparado para acobijar al bebé, que si llega, puede comer energía de la comida que come la madre, que va por la sangre y con la sangre por el cordón, entra por el ombligo del bebé (Vaya que es intrincado de explicar, pero entretenido). Si el bebé no llega, cuando la luna se va volviendo otra vez pequeña, también se achica el útero y la sangre que sobra se escapa entonces por un agujerito, la vagina. Y ahí llegó finalmente su interés inicial, el tampón. Y siguió la explicación. Para que no me manche la ropa, el trocito de algodón lo pongo en el agujero, y unas horas después lo saco lleno de sangre y lo pongo en el tacho. 

Por supuesto nos llevó un buen rato el asunto, pero a Dídac le pareció interesante y algo gracioso y no se despistó ni un momento. Miró sin vergüenza ni asco el que me saqué llenito, y como me puse el nuevo. Se rió y nos pusimos a lavarnos los dientes. Naturaleza humana. Femenina. Que un hombrecito puede conocer como algo igual de cotidiano que de respetable y bello.