martes, 3 de septiembre de 2019

Esta anécdota la cuento de modo indirecto, me la comentó ayer Jordi, que lo vivió ayer en el parque del pueblo, mientras yo empollaba en la biblioteca. Jugaba Dídac tan entusiasmado a poner multas a todos los niños y adultos que pasaban, imaginarias, que Elena enternecida le dejo un boli y un papel para enriquecer su juego. Más entusiasmado aun Dídac siguió en su función de policía vocacional,  u ocasional, hasta que Darío contagiado de entusiasmo punitivo decidió arrebatarle el instrumento, el boli, y se armó una bataola. Dídac gritando y llorando inconsolable y furibundo, pero explicando claramente que Darío le había quitado sin pedir el boli que él tenia, etc etc.. hasta que su mamá, se lo quitó a Darío explicándole que era de ella y que se lo había dado a Dídac. Así, Dídac se calmó, Peri Darío no. EN esas estaban cuando aparece Dídac con otro boli y un papel para dárselo a Darío, y atrás de él la camarera del café deportivo, (el de al lado del parque) diciendo que no sabía por que o para que Dídac ( que ya se ha presentado hace tiempo) le fue a pedir eso..
Dídac resolviendo problemas, por iniciativa propia, para contentar a su amigo.
Después se fueron juntos a seguir buscando infractores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario