jueves, 16 de abril de 2020

17 de abril. Aqui seguimos, confim¡namiento, aunque con una reactivación parcial tras acabar el primer mes. JOrdi vuelve esta semana la oficina algunos días, pero aun con mucha cautela y limitaciones. Yo parece que empiezo a cobrar paro, porque tengo la suerte de "reanudar", y un simple mail me lo confirmó hoy. De momento no novedades del hospital, prácticas de psiquiatra, ni va a comenzar a funcionar las escuelas. Si me llaman, a ver como nos arreglamos, por que no van a empezar las clases, por tanto tampoco las del bosque y probablemente tampoco las mañanas de padrina canguro. Cuantas de estas preguntas se estaran haciendo millones de familias. Por las tardes sigo dibujando, y ya casi casi termino la nueva versión de liberadores. Me gusta, auqnue se que si se estira mucho corro el riesgo de queres rehacer todo. Ay, cuanto me apasiona dibujar y cuanta autocrítica tengo encima. Y cuanto realmente por aprender. Como me suele pasar cuando me sumerjo en este mundo de lineas y colores, empiezan a surgir como de una fuente las ideas de nuevos proyectos y también, algo curioso, las ideas "imágenes" que brotan abstractas, espontaneas d emi cabeza, sobre todo en el estado de entresueño (pero no solamente alli): COntrastes idilicos de colores, dibujos que se construyen con lineas como matrices, o personajes curiosos, entre otras cosas, nacen florecen y pululan en mi pensamiento, yo los contemplo, intento retenerlo, y luego se van, a la papelera de ideas, algunas más y otras menos retenibles.
Por las mañanas, no quiero acaparar con la cuestión gráfica, y también jugamos con música o smplemente sigo el carro de lo que surja, o los tengo correteando alrededor mientras limpio-limpiamos, tendemos ropa, fregamos el patio, lavo platos o cocino. Pero en bastantes ocasiones, surgen los lápices o pinceles, porque a Dídacle gustan, y creo que ahora cada vez más. Hoy me dijo,, no es verdad que no es tan importante si nos pasamos de la rayita? Alguna directriz desafortunada que lo cohibió mucho tiempo, empieza a aflojarse. Yo pintaba con mi mano izquiera, lo cual vino genial, mientras daba teta a Amelia sostenida con la derecha. Pero otros días, se enfurece bastante cuando algo no le sale. Es meticuloso, no puede negarse, y se frustra, tanto con su baja -aun- habilidad mototra fina como cuando me pide que le haga algún detalle, porque nunca es como él lo quería, jeje.
Dídac ya no hace berricnhes, claro, pero si hace escándaletes, o podría decirse que los berrinches evolucionaron, por su parte, a un estado más conciente-controlado. Por nuestra parte, a una mayor sensación de control de nuestras emociones. En resumen, casi cada día o a veces más de una al día, tenemos  escenas de un fuerte enojo, por alguna decepción que se lleve (quería un chocolate fuera de hora, quería ver algún dibujo más, quería haber puesto él la comida al horno, no quiere cmbiarse el calzoncillo sucio, etc.. lo q ue sea.. pero el tema dulce gana por mayoría) . Gritos y gritos, mamá tonta, papá tonto, intenta pegarnos (o si te agarra desprevenido.. ayer me dio un cabezaso q me retumbó la mandibula) y asi durante largos minutos, media hora fácil. No tiene solución fácil. Paciencia, mucha paciencia. Le repetimos con calma que no nos gusta que diga eso, le impedimos pegar. A veces algo extra, un día q me hizo doler a conciencia me fui a la habitación con Amèlia y no lo dejé entrar, asi que primero golpeaba la puerta.. después empezó a calmarse e "imitaba" la voz de Jordi diciendo "dejame pasar,  traigo la comida" jje. En general termina cuando del enfado pasa a la pena, llora y alguno de los dos lo abraza y se apachurra compungido. Intentamos una vzez pasada la tormenta, reflexionar sobre lo que pasó. O al día siguiente, como fue el caso de hoy, que teatralizamos con los peluches la forma buena de enfadarse, explicando lo que nos pasa, en vez de la mala, gritar tonto tonto tonto!. Cuando lo ve en el señor cnejito le parece muy razonable. Y bueno, asi vamos creciendo, aprendiendo. No desistimos. Ni en el confinamiento/cuarentena.

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