lunes, 12 de septiembre de 2016

Opole: Parada de camino a Poznan



Dídac ya se acostumbró al carrito. Protesta por unos segundos cuando lo sentamos y amarramos, pero en seguida se pone en posición, muy erguido, se agarra fuerte de la barra, y como si fuera un volante va comiendose el mundo con los ojos. Pocos resisten la tentación de mirarlo pasar y sonreirle.


Licuado de zandía y cappuchino, en barcito junto al río de Opole. Ya tenemos práctica con el carro, y agarrando entre mami y  papi, unos 50 escalones no son obstáculo para llegar al lugar más frequito de la zona.




La táctica para que Dídac duerma en el coche es poco ortodoxa, supongo. Perfeccionada los últimos meses, cuando empezó a manifestar con más vehemencia que la sillita del coche no es de su agrado. No se si es ir mirando hacia atrás, el arnés, o que, pero cadas vez costaba más entretenerlo con juguetitos , ruidos y camviones, y cada vez terminabamos más pronto en un llanto a moco tendido, que no se resiste. Un día de crisis desesperada en que era imposible parar, probé latñecnica de delibery de teta hacia la silla, y en dos minutos estaba dormido. Soporifero. Asi que asi me habrá visto de vez en cuando la carretera polaca, agotando el recurso de sonajero, contorsionandome y con unas costillas medio aplastada, a punto de dormir con su teta móvil.


Seguimos viaje..!

No hay comentarios:

Publicar un comentario