jueves, 9 de agosto de 2018

Amèlia

Ella dentro de mi barriga. Se siente y se mueve continuamente, parece deseosa de tener espacio, de estirar las piernitas.  Yo le digo que aproveche, que se haga un ovillito en ese nido de amor, que le queda aún un poquito de tiempo, que es un regalo bonito de la naturaleza el poder cobijarse tan bien, creciendo y haciéndose fuerte hasta el día que le toque salir. Y por ahora aprovecha, supongo que se debe sentar como indio, con las piernas cruzadas y chupándose un dedito, bostezando de gusto, se pone a soñar, a reír, a imaginar el mundo que le espera afuera. Canto y bailo para y con ella, la mezo en mi panza, le acaricio la espalda cuando siento que se recuesta en mi ombligo. Le pido al papá que nos de muchos besos.

Amèlia, ya sentís el sonido y el movimiento, pero te cuento un secreto. Te esperan más cosas por descubrir. Aquí afuera de mi, existe el color verde, el azul, el marrón, y tantos otros colores que aún no te imaginas, que entran por los ojos y te iluminan por dentro. Mis ojos también, que van a mirarte y dejarse mirar, deseando convertirse en tus faros, los que te den guía y descanso.
Aquí afuera hay brisa, viento, aire que acaricia el cuerpo sin que una tenga idea de lo lejos que viene, ni de cuánto espacio ha recorrido o cuanto mundo ha visto, pero transmite tanta vida cuando te toca...
También te vas a encontrar con gustos ricos y gustos raros, con achuchones, picores, cosas pinchosas, babitas, ruidos que aturden, cosquillas, ganas de reír y de llorar, ganas de comer, ganas de jugar. No puedo enumerarte todo lo que hay afuera de mi, son demasiadas cosas. Muchas y hermosas, y también de las que no lo son tanto. Pero te aseguro que vale la pena, que es un mundo que vale la pena ser vivido, ser cuidado, ser amado.
Un mesecito más aproximadamente, y luego podés empezar a comprobarlo por vos misma. ¡Te esperamos bichilla!




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