Dos a tres años, o hasta los 5 dicen,
o la infancia en general. La época de los berrinches, de los no, la
rebeldía o la afirmación de si mismos y su capacidad y
posibilidades de tomar decisiones.
Se me presentan habitualmente tres
tipos de situaciones:
1ºsituación: De la nada o alguna contrariedad que
no logro comprender, empieza un momento de nerviosismo (más
usualmente hacia la noche cuando está cansado, pero no siempre) con
protestas, grititos, repetidos nooo, nooo, tirar cosas y o romperlas
(papelitos, plastilinas, spaguettis) y pucheros. No te mira, mira
hacia el suelo o se retuerce las manos. Da penita por que lo ves
pasar pena y no sabes por que.
Que me funciona mejor? Me quedo a su
lado, mejor sentada en el suelo, y espero. Lo miro, aunque él solo
me mire de soslayo. Le pongo sutil cara de sorpresa, de amigable y
penosa sorpresa. Espero. Al cabo de un rato mi mira, se acerca. Le
doy un beso pero no no agobio. Espera.. y en un momentito más, me
abraza fuerte. Así abrazados le pregunto ¿estabas nervioso? si..?
me dice. Si en cambio el motivo de enojo lo conozco y fue a causa mía
pero involuntaria, le digo en cambio.. Perdón, mamá no sabia, o fue
sin querer.
2º situación: Necesito que haga algo,
como dejarse cambiar de ropa, poner pañal o calcetines. Pero él no
quiere, le divierte decir que no y me lo dice riendo”Dídac se
escapaaa”. Después de correrlo un rato para darle el gusto, hay
dos opciones. Si lo que le pido no es imprescindible, cedo, al menos
por un buen rato. Ayer por ejemplo, le saque el pañal con pipí que
se le caía y lo dejé con el pantalón solito, lo cual le causó
mucha gracia. Opción dos, cuando lo que necesito es imprescindible,
le digo que entonces “no juego”, que juegue solo, que hago otra
cosa. Que él dice que no y yo también digo que no. Normalmente
pasan 60 segundos y me viene pidiendo.. mamáaaa, a cortar las uñas!
Mamáaaá hay que cambiar pañal!
3º situación: Él está jugando la
mar de tranquilo, contento y sin ninguna faena pendiente que le
pertoque. Pero yo necesito algo diferente. O irnos, o entrar para
poder comer (yo, que a veces meriendo a horas de comida y como a
horas de merienda, impostergable). Le pido que venga, le pido más de
una vez, pero no despierto su piedad. Son momentos que puedo sentir
que me enfado y se lo digo. Dídac, te pido ésto, si no me enfado. Y
como no ceda, lo agarro a upa y nos vamos con pataleta y todo. Lo
dejo protestar un poco y le explico que mamá necesitaba tal cosa,
que era importante. Normalmente se calma en un ratito. También tiene
que aprender él a ceder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario